Poco tiempo antes de que su nombre apareciera en la programación flamenca del madrileño teatro de la Bolsa, en octubre de 1879 (véase nuestra entrada Bolsa 1879, octubre flamenco), Concha la Carbonera había cosechado éxitos en Barcelona con la compañía de cante y baile flamenco de Francisco Hidalgo -¿Paco el Sevillano?-, que estuvo actuando del 29 de agosto al 28 de septiembre en el Bon Retiro. Allí cantó y bailó, derrochando gracia y salero.
Diari Catalá, septiembre de 1879
Y en una carta fechada en julio del mismo año, publicada en El Globo del 1 de agosto, un inspirado aficionado anónimo dejó este testimonio de su presencia en un barracón de feria de Valencia:
« (…) Si a ustedes les encanta la melodía macarena, pásense a lo último de la feria, por aquel grande barracón donde la Coralito y la Carbonera y otras varias notabilidades en el ramo flamenco hacen las delicias de un auditorio casi siempre numeroso.
Me parten el alma, señores, esas melancólicas canturias de la poética Andalucía, esos melodiosos gritos desgarradores que evocan en el espíritu no sé qué dulcísimas ideas impregnadas de no sé qué sentimental pateticismo, que transportan el sentimiento a las historias y leyendas del Oriente y a las floridas vegas de Granada (…) »
¡Vaya, qué bien! Me reencuentro con otra de mis heroinas: La Carbonera. Ese año 1879 se movió mucho la bailaora-cantaora: Valencia, Barcelona y luego... La Bolsa (de Madrid).
ResponderEliminarA mí sin verla, me ha hecho pasar muy buenos ratos, también.
Salud.
Ya vi que leíste la novela de Francisco Hidalgo Aznar, "Las noches del Café Burrero".
ResponderEliminar¿Sabías que tu/nuestra heroína inspiró a Armando Palacio Valdés? Aparece en su novela "La hermana San Sulpicio", situándola en la Venta Eritaña de Sevilla.
Salud, niña.