lunes, 9 de noviembre de 2009

Les Espagnols de la rue des Martyrs, 1880 (II/III)


Primera parte, en este enlace: Les Espagnols de la rue des Martyrs (I/III)
Tercera parte en este enlace: Les Espagnols de la rue des Martyrs (III/III)

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Cuando el empresario don Antonio Calzadilla se presenta en París en enero de 1880 con su compañía de baile y cante, aún retumban en la ciudad del Sena los ecos de la fiesta española acontecida en el Hippodrome la noche del 18 de diciembre. Más de veinte mil personas habían asistido en su recinto a la velada organizada para el socorro de los inundados de las provincias de Levante. Para la ocasión, afamados toreros y flamencos habían lucido sus habilidades. Así lo contaba, entre otros periódicos, La Iberia del 20 de diciembre de 1879.


...El entusiasmo subió de punto ante la aparición de las cuadrillas de toreros. Entran con incomparable gallardía los espadas Gonzalo Mora, el Gordito, Lagartijo y Angel Pastor, seguidos de los alguaciles, picadores, banderilleros y mulillas, y escoltados por los guitarristas flamencos al son de alegres aires españoles. (...) Detrás de la cuadrilla y entre la orquesta de guitarras van los cantaores: cuatro mujeres y cuatro hombres. De éstos citaré a Romero y de aquellas á la María, bien conocidos de los aficionados al cante flamenco. (...) Canto y baile flamencos, repetidos a instancias del público, que parece enloquecido por el entusiasmo.


Por La Iberia del 25 de enero nos enteramos que Calzadilla y su troupe cambian de local para continuar sus representaciones. Del Atheneum de la calle de los Mártires pasan al teatro de la rue Taitbout.






En este segundo local los verá Yorick (seudónimo del corresponsal de El Imparcial) en el mes de marzo. De su crónica -de estilo dudoso y con buena dosis de sorna- publicada el día 8 en El Imparcial sacamos unos párrafos.


...Mr Paco de Lucena, coge la guitarra y principia á tocar, mientras al compás bailan unos cuantos monsieurs y mademoiselles.
Pero no tardan los bailarines en cansarse; hay allí, sin embargo, y por fortuna, un buen mozo que va á salvar el honor español, haciendo ver a esos gabachos lo que semos la gente de la tierra. El buen mozo se llama mademoiselle Cuenca, tiene un cuerpo bonito hasta dejárselo de sobra, y va á emprender la diversion favorita de las veladas sevillanas; ¡va á jugar al toro!
Con airoso paso da primero la vuelta al redondel y saluda á la presidencia. Coge luego la capa y se la tira al toro, llamándole á la lucha. Un bailarin se acerca y hace de picador de á caballo (!), sosteniendo en una mano las riendas y en la otra la pica de combate: la lucha principia, el toro embiste, y de una cabezada hiere al caballo del picador, simpático personaje que se levanta ayudado por dos toreros entre la conmiseración de las damas de palcos y butacas. Llegan los banderilleros, armados cada uno de dos banderas (!) con punta de hierro; se lanzan sobre el animal y se las hunden en el cuello (¡bárbaros!). Toca por último su turno al matador, que armado de espada y de bandera (¡ni que fuera cada torero una casa recien acabada!), obliga al toro a aceptar la lucha, le persigue y acaba por tenderle de un volapié o de una arrancando.
La gente aplaude, vuelve á empezar la zambra y el jaleo, y el telon cae sobre los últimos compases de un bailoteo desenfrenado.


Que sepamos, estas actuaciones de la Cuenca en el París de 1880 no estaban registradas. Había datos documentales de otras actuaciones suyas en la capital francesa, en 1887.

3 comentarios:

  1. Esto es lo que he encontrado yo de La Cuenca, malagueña de rompe y rasga -siento la longitud, pero últimamente estoy verbosa:

    Trinidad Huertas, La Cuenca (Málaga, hacia 1860). Bailaora y guitarrista

    En 1879, 1880 y 1881 se tienen las primeras noticias de ella, cuando actuaba en el Teatro Eguilaz de Jerez. Fue primera en muchas cosas: en bailar vestida de hombre, en bailar las soleares tal como se conocen hoy, zapateando. Fernando el de Triana -siempre él, para el flamenco de esta época- nos introduce en su personalidad en los siguientes términos: "En su fotografía se aprecia de pronto que es el prototipo de la majeza, el arte y la simpatía (...) Al compás de las diferentes suertes del toreo, hace con los pies verdaderas filigranas, llenas de ritmo y arte depurado. El baile de hombre lo ejecutaba maravillosamente; fue la primera lumbrera como mujer vestida de hombre, con traje corto..." Bajo el título de Paris flamenco, una crónica publicada en la revista sevillana La Andalucía del 27 de marzo de 1887 nos presenta a Trinidad Cuenca a la cabeza de las bailaoras del espectáculo La Feria de Sevilla: "Sube de punto el entusiasmo cuando Mademoiselle Cuenca, a la vez que baila una suerte de zapateo, simula las varias suertes del toreo. Empieza con las de capa, que maneja con mucho aquel. Sigue con las de pica; y es de verla hacer el piquero tumbón, que nunca se encuentra el bicho en suerte; luego, a fuerza de broncas, decidirse a salir a los tercios, brindando al tendido, y poner una puya en su sitio; recibir, por fin, un batacazo, e ir en demanda de la barrera, satisfecha y cojeando, después de perder la aleluya. No se puede pedir más gracia. Y, sin embargo, falta aún ver dos suertes finales: la de banderilla ("Piedra" está al quite), en que Guerrita se queda achicado, y la Cuenca ridiculiza los timos de los chicos; y la de matar, que empieza con un brindis de salero y termina con una estocada que el matador da a su suegra".

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  2. Sí, Porverita... por eso decía que estas actuaciones suyas en la Francia de 1880 podrían ser inéditas. Ahora estoy traduciendo al castellano un texto que he localizado en Le Figaro del 15 de enero de 1880. Lo publicaré en la próxima entrada.
    Ya he visto tu prolífica producción del finde. Que siga la mata dando, flamenca.

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  3. ¿Qué siga la mata dando... tomates?

    También me han entrado ganas de escanear la foto de La Cuenca, del libro de Fernando el de Triana, pero eso si que no lo puedo meter en un comentario.

    Tú si que trabajas con sentido, macareno.
    Salud.

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