Primera parte, en este enlace: Les Espagnols de la rue des Martyrs (I/III)
Segunda parte, en este enlace: Les Espagnols de la rue des Martyrs (II/III)
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Segunda parte, en este enlace: Les Espagnols de la rue des Martyrs (II/III)
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No sabemos si se conservará en alguna tienda de anticuario, a la espera de un descubridor de tesoros, algún ejemplar del programa que se editó para repartir a la entrada del teatro. Sabemos que el corresponsal Yorick utilizó el impreso para escribir su artículo de El Imparcial del 8 de marzo de 1880, según su propio comentario.
...Justamente á la entrada del teatro pedí y me dieron un programa, que para mi propósito va á servir á las mil maravillas. A la cabeza léese la lista de la compañía.
La crónica de Le Figaro del 15 de enero -cuya imagen incluimos en esta entrada- menciona también dicho documento.
...Uno de los directores de esta empresa, M. Félix Jahyer, que muestra interés por esos españoles como si él mismo lo fuera, ha tenido la ingeniosa idea de escribir un folleto de utilidad para los espectadores que, como él, no saben una palabra de español. Gracias a esta pequeña guía en la que se traducen los cantos y hasta los bailes, se puede seguir la acción fácilmente (...)
La reseña de Yorick aporta también información sobre la concurrencia.
...La gente rica y jóven de la colonia española y americana acude allí todas las noches y la acompaña gran parte de la juventud dorada de París; algunos aplauden y se divierten en gran manera y consideran gran ventura y singular distincion ser presentados particularmente á alguno de los personajes que forman la delegacion de España que da aquellas fiestas.
Vamos a finalizar -hasta más información- nuestro artículo con la noticia que publicó Le Figaro del 15 de enero de 1880, en su sección diaria La Soirée Théâtrale, de la que hemos traducido algunos párrafos. Se desprende que Antonio Calzadilla, Paco de Lucena, la Cuenca, etc. montaron un espectáculo innovador que hará decir al periodista, para concluir: «...hasta esta noche, no había comprendido tan bien el significado de las castañuelas.»
Le Figaro, 15 de enero de 1880
Empezaré diciendo que los Españoles en cuestión son Españoles verdaderos.
Españoles que no han venido a París para la fiesta del Hipódromo; Españoles totalmente imprevistos a los que ningún comité ni subcomité tendrá que pagar los gastos.
Pero el imprevisto es uno de los principales atractivos de la vida parisina. Si me hubiesen dicho, hace ocho días, que yo iba a pasar una noche en ese pequeño local de la calle de los Mártires que llaman el Athenaeum, me hubiesen sorprendido. Si hubiesen añadido que iba a ver bailarines españoles me hubiesen dejado estupefacto.
En efecto, si hay algo que parecía irrevocablemente pasado de moda de este lado de los Pirineos, eran los bailarines y cantantes españoles.
Estábamos cansados de boleros, hartos de malagueñas, agobiados de seguidillas. Ningún director se habría atrevido a introducir el mínimo paso español en un espectáculo. Solo la idea de tener que volver a oír cascabeles, panderetas y castañuelas nos producía crispaciones nerviosas (...)
Los bailarines del empresario Calzadilla no se parecen a los que hemos visto hasta ahora más que en las castañuelas y las panderetas. (...) representan pequeñas escenas costumbristas populares absolutamente encantadoras. (...)
El primer ballet, un Domingo en la playa de Málaga, está lleno de sorpresas. Serenatas en los ventorrillos, olés canallas (...) extrañas melopeas que ejecutan con voz singularmente chillona; gritos salvajes y palmadas; esa mezcla verdaderamente sobrecogedora de gitanas y guitarristas, tangos, habaneras, cantos extraños (...) aventaja en originalidad todo lo que he visto en este género. Les recomiendo especialmente un paso bailado encima de una mesa de madera blanca por una mujer con un vestido largo de seda (...)
¡Vaya qué bien! El señor de la orquesta también se pirra por las castañuelas.
ResponderEliminarEs curioso que ya en 1880 estuvieran, los franceses, hartos de boleros, malagueñas y panderetas. Siempre han tenido buen olfato.